lunes, 23 de junio de 2008

Inconsistencia

Inconsistencia...inconsistencia...inconsistencia...suena raro. Por más que la repito en mi cabeza, no logro hacerme con ella. Con su esencia. Con su significado. Con lo que implica. No. No. Y mil veces, no.

Los demás me han calificado. Me han clasificado. Me han etiquetado. De...inconsistente...Lo miré en el diccionario. Lo volví a mirar. Mi perplejidad no tenía límites. Ahora tampoco los tiene..."falto de consistencia"...que es como decir..."falto de estabilidad"..."falto de solidez"...

¿En qué partícula diminuta y atómica de mi persona, se atreven a ver falta de solidez?. ¿Qué etéreo movimiento de mi cuerpo se atreven a calificar de falta de estabilidad?. No puedo comprenderlo. Vivo sin vivir en mí, desde aquél fatídico día...en que abrieron su boca...gastada...para decirme...para escupirme a la cara...eso de...inconsistente...

No puedo concentrarme en nada. No puedo concentrarme en mis movimientos, antes tan precisos y tan puros. Tan denotadores de alguien en perfecto equilibrio. Tampoco puedo concentrarme en mi cuerpo, antes sólido, robusto, como una roca, que me hacían sentir seguro y protegido. Que me hacían sentir, perfecto. Un ser perfecto, sólido, armonioso. En equilibrio.

Mi cuerpo es ahora un cúmulo de apéndices y de masas informes, a las que me cuesta darles órdenes precisas. Me cuesta mantenerlas en un imperfecto estado inestable, se mueven con voluntad propia...y mi mente sólo alcanza a repetir, incesantemente, una sola palabra: Inconsistencia...