domingo, 27 de abril de 2008

Romper los límites

Soy especialista en límites. Ahora sí, no me preguntéis dónde se encuentran los míos. No lo sé a priori. No lo sé hasta que no he experimentado. Sin experimentación no hay nada. Sin eso, todo lo que hay son papeles, teorías, argumentos,..., es decir, castillos en el aire.

Lo que cuenta es la experiencia. De lo que sea. Cómo sea. Da igual. El caso es...experimentar. Vivir lo que supones o lo que entiendes que es un límite. Y es en eso en lo que soy especialista. No quieras que sepa de otra cosa. Sé decirte, hasta ahora, en qué límites me muevo, y sólo en ciertos aspectos.

Me quedan cientos de miles de cosas por experimentar. Cientos de miles de ideas que llevar a la práctica. Por tanto, me quedan cientos de miles de límites por saber. Sólo eso. Nada más. Y nada menos.

No pretendas que sea un genio. Un adivino que te diga, sin rechistar, cuáles son tus límites. Sólo tengo experiencia para algunos de los míos. Y lo único que te puedo decir es: experimenta...

No te quedes en un rincón, diciendo, que esto o aquello no es para tí. No, no puedes decir eso, si no lo has experimentado. No te quedes en el grupo de los que dicen, de los que opinan, de los que legislan sobre cosas que...paradójicamente...no han experimentado...

Si no se experimenta, no se vive. O se vive de otra manera. De manera parcial. De manera mutilada. No permitas que sean los demás los que te digan lo que está bien o está mal. Sé tú quien decidas. Sé tú quien te decidas a conocer...tus límites...

¿Qué pasa?...

¿Tienes miedo?...

miércoles, 16 de abril de 2008

Yo El Gran Dragón

Soy El Gran Dragón. Soy Monstruoso. Soy poderoso. Soy el Dueño y Señor de todos los humanos. Me han reconocido mi poder en todas las épocas. Soy intemporal e inmortal. Soy Divino. Soy...El Gran Dragón.

Desde que nacen los humanos, me instalo dentro de ellos y poco a poco comienzo a ganar terreno. Ellos no se dan cuenta. Son demasiado inocentes. Y cuando quieren darse cuenta ya es demasiado tarde. Ya he conquistado su fortaleza. Ya he conquistado su voluntad. El castillo es mío. Los humanos también. Por los siglos de los siglos...

Ah!.¿Os reís?. ¿Cómo osáis?. ¿Tan insensatos sois?. Qué inocentes...¿no os dais cuenta de que la risa que os provocan mis palabras, está provocada por mi presencia dentro de vosotros?. ¡Cómo os bulle el orgullo!. ¡Cómo os bulle la ignorancia!. Ahí se denota mi presencia...

Soy vuestro Ego. Soy vuestro orgullo. Soy el causante de vuestra ignorancia. Soy el dueño de vuestra voluntad. El que hace que penséis que la humildad es cosa de perdedores. El que hace que penséis que no hay nadie mejor que vosotros. El que alimenta las raíces de la envidia. El que hace que hagáis cosas impensables porque competís con los demás...el que hace que ser humanos sea algo, a veces, casi deplorable...soy...Vuestro Dragón!.

¿Pensáis que os libráis de mí?. ¿Pensáis que por practicar una religión, yo no estoy en vosotros?. Ilusos y necios sois. Cuanto más estáis al abrigo de la religión, más estoy yo al acecho, esperando vuestra relajación y vuestro regocijo en vosotros mismos. Y ahí ataco. Sin piedad. Es esa mi misión. Mantener el Ego del Universo. Eso he hecho siempre y eso haré por siempre, jamás...¿Acaso lo...dudáis...?...

domingo, 6 de abril de 2008

El significado del fracaso

Lo reconozco. Soy un fracasado. He fracasado mil y una veces. A conciencia. Pero eso no me impide seguir. Adelante. Con la cabeza alta. Con cada fracaso, algo de mí se va. Pero algo nuevo surge. También en mí.

Hace mucho tiempo que empecé a fracasar. Y pasarán muchos años antes de que alguien me vea no fracasar. El fracaso es consustancial a mi experiencia de vida. Es algo, diríamos, innato en mí.

El primer fracaso me dejó un pequeño sabor amargo. Pero no fue nada comparado con el sabor del siguiente. Y el siguiente casi anuló al anterior. Y así, podría seguir contándoos los mil y un sabores de mis mil y un fracasos.

No creáis que me río...de vosotros...No. Simplemente, me limito a describir...a enumerar...a poner en valor...mi situación...

Los innumerables fracasos que constituyen la secuencia de mi vida, me han obligado a pensar sobre ellos. Me han obligado a descubrir lo valioso de los mismos. Me han ayudado a trabajar sobre mí mismo, a desarrollar la paciencia, la observación, el análisis, la perspectiva...a desarrollar la ilusión, la imaginación, la perseverencia...para poder salir adelante...a enfrentarme con...un nuevo...fracaso...

No puedo decir que haya tenido unos fracasos mayores que otros. Hasta los que podría calificar como los más pequeños, han tenido, con el tiempo, una importancia vital. Para mi vida y...para mi alma...en definitiva, para mi ser.

Todos ellos me han permitido definirme, conocerme, observarme, observar a los demás, aprender a cultivar el desapego, a deshacerme del egoísmo, a deshacerme del orgullo, a reconocer mis limitaciones, a reconocer mis defectos, mis puntos débiles, a potenciar mis ilusiones, mi imaginación...en definitiva, a construirme a mí mismo...

Por eso no me importa haber fracasado mil y una veces. Por eso no me importa fracasar mil y una veces más. El fracaso es mi señor. El fracaso es lo que me define. El fracaso es aquello por lo que yo soy...lo que soy...solamente alguien...que intenta...conocerse...a sí mismo...y conocer...a los demás...