domingo, 13 de enero de 2008

Tengo miedo

Tengo miedo. Mucho miedo. A veces, me paraliza. Intento que no lo haga, pero hay días que es superior a mis fuerzas. Y a mi voluntad.

Miedo a que las cosas me salgan mal. Miedo a dar un paso hacia delante, aunque sepa que será para bien. Miedo a que los demás me hagan daño. Miedo a hablar. Miedo a callar. Miedo a sentir. Miedo a...tener miedo.

Lo reconozco. Sé lo que soy. Una pura bola de miedo.

Sin embargo...aquí estoy. Me levanto cada día preparado para luchar. Contra mí mismo. Para vivir. Para seguir adelante. Para ganarle la batalla a mi miedo.

Unas veces lo consigo. Otras veces, no. Y entonces, lo que hago es... mentalizarme para que al día siguiente, mi voluntad sea mayor que mi miedo.

Y...además de mi voluntad, encontré un arma secreta...en mi imaginación...y en mi pensamiento...generar...una imagen positiva de...mí mismo...

Así habló...un hombre...valiente...

viernes, 4 de enero de 2008

Otras miradas

Durante mucho tiempo, muchos de nosotros tuvimos una única mirada desde la que acercarnos al mundo. Era la mirada que heredamos. La mirada que construimos, sin saberlo, a lo largo de los años de nuestra vida.

Y esa mirada era diferente de la de los demás. A veces, nos sorprendía que viéramos algo radicalmente diferente de lo que veía otro. Donde uno veía azul, otro veía verde. Donde uno veía ruinas, otro veía futuro. Pero no le dábamos demasiada importancia. Nuestra mirada era nuestra. Nuestra mirada era la verdadera. La del otro...

Y sucedió un día que alguno de nosotros empezó a viajar. Empezó a cultivarse. Empezó a dudar de la veracidad de su mirada. ¿Por qué nuestra mirada tenía que ser la verdadera?. ¿Quién nos lo aseguraba?. ¿Quién nos aseguraba que la realidad, diferente, que percibíamos, era única?.

Y al viajar exteriormente, empezó a viajar interiormente. Empezó a entender...que había otras miradas. Que había otras formas de ver la realidad. Que la realidad no era única. Y que solamente había que trabajar interiormente, para descubrir que...otras miradas estaban también dentro de él.

Que no tenía una sola mirada para entender la realidad. Que tenía infinitas miradas. Y que podía desarrollarlas. Sólo tenía que...mirar hacia dentro...y...buscar...con qué gafas quería ver cada día el mundo...