miércoles, 9 de mayo de 2007

El trabajo sobre uno mismo

Creo que una de las cosas fundamentales de la vida es el descubrimiento de quién es uno. Y aunque parezca mentira, ese descubrimiento no llega en los primeros años de tu vida, ni siquiera en la mitad de la misma. Creo que es un trabajo de toda la vida. Estoy convencida de que el minuto antes de tu muerte descubres algo más sobre tí, si tienes la oportunidad de vivir conscientemente ese minuto antes.

Descubrir quién es uno tiene que ver con el trabajo duro de examinarte continuamente, de romper tus límites, de abandonar tu zona de comodidad y arriesgarte a ver más allá de lo que estás acostumbrado. Es fundamental ver. Ver, no juzgar. Simplemente ver.

La mayoría de las personas no vemos, juzgamos y prejuzgamos según nuestra experiencia previa y según nuestros miedos y ambiciones. No vemos a los demás y sobre todo, no nos vemos a nosotros mismos. Porque vernos a nosotros mismos significa estar incómodo, porque descubres cosas de tí que a lo mejor no te gustan tanto como quisieras. Porque puedes descubrir que tienes todo lo bueno y también todo lo malo de un ser humano. Porque también puedes descubrir lo que tú creías que eran elecciones personales, tienen más que ver con tu educación y tu nivel socio-cultural-económico-financiero que con cómo serías de verdad sin todo eso, o con todo eso, pero con plena capacidad de decisión.

La mayoría de las personas tampoco nos arriesgamos demasiado cuando estamos confortablemente instalados en una situación que, quizá no es la deseable, pero sí es acogedora. Romper tus límites y ver hasta dónde llegarías si no los tuvieras no es algo que se plantee la gente. Porque puedes sufrir.

Para mí, la vida consiste en descubrir quién eres. En arriesgarte cada vez más. En ver más y mejor. En tratar de identificar y romper todos aquellos límites que la sociedad, nuestros padres, nuestras parejas, nuestras circunstancias y nosotros mismos nos hemos puesto. Y en saber manejar las experiencias que de ese arriesgarte puedan surgir.

Como dijo Sartre (la cita no es textual)...no somos lo que nos han hecho sino lo que nosotros hemos hecho de aquello que nos hicieron...

1 comentario:

Anónimo dijo...

EL HOMBRE ¡Siempre el ETERNO DEBATE! y ¡Siempre el eterno PROBLEMA!

La vida del hombre está dividida en "Edades", y según la edad, así piensa y descubre su vida.
En la "1ª Edad" la persona se adapta a este laberinto.
En la "2ª Edad", adquiere conocimientos. Se trata de saber, no de entender, y menos de preguntarse nada.
En esta edad, la persona no conoce límite alguno, ni tampoco ve; solo SABE Y SABE... Aquí se empieza a formar nuestra "farsa de control". Y bastante tienes con formarla, como para pensar en si es bueno o no.
Yo pienso que el Ser Humano, querida Electra, tiene dentro de sí, todo lo bueno y todo lo malo junto. Y eso está bien. (¿Por qué existe el bien?. Porque antes existió el mal). Solo tienes que saber diferenciar y administrarlo.
Las elecciones personales, ta y como yo lo veo, no existen, por lo tanto en ellas no interviene nada. Por tanto también, la plena capacidad de decisión que tú planteas, no es tal "plena" porque siempre estará condicionada; ¿a qué?...
A la "edad" y a las motivaciones que en ese momento surjan a tu lado.
La "3ª Edad", que debería de ser el máximo desarrollo de una persona en todos sus aspectos, yo pienso que es cuando en realidad nos planteamos la situación y la evaluamos. Es algo así como una regla de tres. Me explico:

PEQUEÑA JOVEN
Adaptarse Estudiar
Aprender Formación
Jugar Cultura
Saber

MAYOR
Planteamientos
Recopilar Recordar ¿Para qué?

¿Vuelta a empezar?
Evaluar

Por eso, la vida de la personase forma con un poco de aquí y de allá. Fácil:
Un poco de tu padre.
Un poco de tu madre.
Otro poco de lo que aprendiste.
Casi nada de lo que renunciaste.
Un mucho de lo que experimentaste.
Algo que se te olvidó.
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Así formas tu "farsa" y cuando la entiendas (si es que la entiendes algún día), estarás en condiciones de ver más y mejor ese conglomerado de cosas que nos dejaron y que nos conforman al final. Por eso tiene razón Sartre en la cita que tú escribes, aunque no del todo, porque:
"Nosotros no somos lo que hicimos de lo que nos hicieron". Nadie nos hizo nada. Fuimos nosotros los que decidimos y aceptamos la herencia que nos dejaron.
Por eso nosotros debemos romper esos límites y no echar la culpa a lo que nos dejaron o a lo que nos hicieron.
Aunque una mano, siempre viene bien, digo yo...

27 Mayo 2007
Rocío del Alba.