domingo, 11 de mayo de 2008

Dialogar con El Miedo

Nos educaron para ser seres sin miedo. Era algo que nos repetían casi desde que nacíamos. Nosotros no tenemos miedo. El que tiene miedo no pertenece a nuestro grupo. Así que, era necesario no tener miedo. El que tenía miedo lo ocultaba. Llegamos a ser maestros de la ocultación. Maestros de la simulación. Éramos sublimes en nuestras actuaciones. Sólo, para no estar solos.

Algunos nos dimos cuenta de que la simulación de la valentía, nos hacía...pequeños. Pequeños en el sentido de...ser manejables. Por la mayoría. El estómago se nos encogía y la congoja se apoderaba de nosotros. Muchos teníamos problemas crónicos. Pero...todo era soportable...con tal de simular ser...seres...sin miedo...

De repente, alguien dijo que él era cobarde. Que él tenía miedo. No aguantaba más. No quería seguir siendo...pequeño. Quería ser él. Con todo lo que implicaba. La expulsión del grupo. La inclusión en la categoría de...despreciable...tiene...mieeedo.

El grupo le excluyó en el acto. Fue desterrado y se marchó. Sólo. Con su miedo. Inmenso. Y estableció su campamento fuera de los límites del nuestro.

Al principio no se movía de la casa que había construído. Estaba allí todo el día. Sólo salía para tomar un poco el aire. Y luego, se concentraba en su cabaña. Pero, poco a poco, empezó a llegar cada vez más tarde. Hacía exploraciones, más allá de los límites que habíamos establecido nosotros como lo que conocíamos por "Nuestro Mundo". Simplemente pensar en qué podía haber detrás de esos límites y a qué se podría estar enfrentando, era algo aterrador. Pero, claro, sólo para él. Nosotros éramos "Sin Miedo". Dentro de "Nuestro Mundo".

Un día no fué a dormir. Tampoco fué al día siguiente. Ni al otro. Pasaron meses, antes de que lo volviéramos a ver. Y cuando volvió, creíamos ver otra persona. No era pequeño. Su presencia imponía. Tenía miles de heridas, pero llevaba la cabeza erguida y un brillo especial en los ojos. Se le notaba la presencia. Y el orgullo. De ser él mismo.

Nos reunimos a deliberar. Quizá debíamos hablar con él. A ver qué había fuera de "Nuestro Mundo". Qué era lo que le había cambiado. Qué había tomado para ganar tanta presencia...Los jefes nos dijeron que no se podía hablar con él. Que él no existía. Que nosotros éramos Sin Miedo y debíamos permanecer dentro de Nuestro Mundo. Todo aquél que desobedeciera, sería desterrado. Al igual que el otro. Y dejaría de existir...en Nuestro Mundo...

Muchos se guardaron sus opiniones. Sus deseos de hablar con el otro. Sus deseos de saber. Su Miedo. Algunos pocos decidimos plantarnos. Queríamos crecer. Fuimos expulsados. Fuimos a hablar con el otro.

Nos dijo...debéis estar sólos...con vosotros mismos...reconociendo vuestro inmenso Miedo...dejándole que se apodere de vosotros...y cuando surja en toda su magnitud, debéis dialogar con él. Debéis pelear con él. Debéis haceros amigo de él, hasta que lleguéis a poder utilizarle. Como instrumento, como herramienta...será lo único que tengáis para...poder atravesar los límites de...Vuestro Mundo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de nuestras primeras ¿cualidades? es el miedo. Y con él nacimos.
El miedo rigió nuestros destinos hasta que alguien dijo:
-¿Quién tiene miedo?. Entonces nos miramos unos a otros asombrados y automáticamente callamos. Esa fue la primera educación que tuvimos del miedo, y también, el primer error de nuestra educación.
Decía mi padre:
"El miedo está en poder del hombre y cada uno tiene el que le da la gana tener".
Y por ahí van las cosas: "El que le da la gana tener".

A mí no me enseñaron por lo tanto en la educación del miedo. Yo siempre tuve todo el miedo que me dio la gana tener. Y con todo y eso desrrollé mis facultades en un ambiente que tampoco excluyó la valentía.
Mi madre vivía con la libertad del miedo, y mi padre con la libertad de la valentía.
Y así, entiendo yo, que la valentía y el miedo nunca fueron de la mano y no se educaron en los mismos ambientes, pero si pueden perfectamente convivir juntos.
También entiendo que no hay personas ni cobardes ni valientes. Hay personas simplemente.
Si dejamos las líneas generales y especificamos un poco, nos podemos hacer estas preguntas:
¿Podrá haber personas que sean cobardes en un aspecto y en otro valientes?.O ¿Cobardes en un aspecto y en el mismo aspecto valientes?.
Yo misma me como el mundo con mis ideas y atropello rapidamente el pensamiento, pero a renglón seguido, con la misma idea, me caigo al suelo. Y por eso ni soy cobarde ni valiente, Simplemente son distintas maneras de ver una misma cosa, y entender esas maneras.
Por eso no es indispensable pertenecer a grupos, o ser excluido y admitido por masas sectarias de gente. Otra cosa es que a tí te interese pertenecer a esos grupos, y entonces tendrás que cumplir lo que impongan. Pero más que miedo, yo a eso le llamaría interés. Y siempre sabiendo que en esas masas hay que obedecer a un jefe que te manda. ¡Qué te manda hasta en el miedo!.

Electra, has hecho una exposición como siempre maravillosa. Pero ¡dónde quedó la libertad en ella?. ¿Es más valiente el que se enfrenta al miedo o el que vive con el miedo?.
Si el miedo lo adecúas a tu persona, ya podemos vivir en Nuestro Mundo; e incluso hacernos un refugio con dos rincones distintos:
Uno para tu persona y otro para el miedo.
En una palabra: ¡Tendremos que DISCIPLINARNOS nosotros y DISCIPLINAR al MIEDO!.

"Si con el miedo nacimos y con él fuimos valientes, ¿por qué quitarle miedo a la libertad?. ¡No será mejor disciplinar un poco el miedo que pueda sentir nuestra mente?".

Todo esto es muy particular y muy personal. Depende en último caso de las condiciones que se establezcan entre la libertad y el miedo.


Rocío del Alba
21 Mayo 2008.

Anónimo dijo...

He conocido una generación de hombres y mujeres que vieron truncadas juventud, ilusiones, proyectos, cuando no la vida misma, brutalmente.

Los supervivientes, heridos, desilusionados la mayoría, fueron lanzados al nuevo campo de juego con nuevas reglas, nuevas leyes.

Obligados a construir un duro futuro, que no pasaba de un día a día frenético, creo que transmitieron escepticismo? Resentimiento? Desesperanza? Conformismo? Miedo..., real, tangible, físico, nada literario.

Si el miedo está impreso en nuestros genes, si nacemos con él y aparecen causas que lo potencian y lo hacen crecer, irradia a todo el entorno, atenaza, maniata y temporalmente inmoviliza.

Neutralizarlo, aprender a vivir con él, dialogando con él, sin retransmitirlo en dosis elevadas, estoy convencido de que tiene un coste mas elevado que el de prevenir las causas que lo potencian.

Delta