domingo, 8 de febrero de 2009

Silencio

Me había pasado mi vida hablando. Hablaba con todo el mundo, salvo conmigo mismo. Hablaba y hablaba. A veces, compulsivamente. Esa compulsión obedecía a mi incapacidad para hacer desaparecer mi angustia. Mi miedo a vivir.

Empezó poco a poco y se fue haciendo más grande, hasta llegar a ser monstruosa. Me angustiaban todo tipo de cosas, pero lo que más me angustiaba, era mi incapacidad para relacionarme conmigo mismo. Por eso me relacionaba con los demás. Incensantemente. Hablaba y hablaba, sin parar.

Eso, a los demás, les gustaba. Me tenían por una persona extrovertida. Divertida. Simpática. Alguien a quien le interesaban los demás. Nada más lejos de la realidad. Lo único que me interesaba era hacer desaparecer la sensación de angustia. Y lo único que lo hacía desaparecer era hablar.

Asi que, me dediqué, años y años, a hablar sin parar. Hasta que un día, impelido por la angustia, hablé con un desconocido. Era muy particular y nunca le hubiera dirigido la palabra de no ser por mi angustia.

Como toda contestación, me miró a los ojos durante un buen rato, tan fijamente que me obligó a desviar la mirada. Intenté hacerle hablar, pero por toda respuesta, lo único que recibía era una mirada profunda, de paz y de calma interior.

Me puso la mano en el pecho y con su otra mano me señaló que me callara. Sus ojos decían "fíate de mí". Casi hipnotizado, fuí dejando de hablar, hasta que todo mi yo se convirtió en silencio. Y por primera vez en mi vida, la angustia desapareció. Y por fin, me dijo: "El silencio es el principio de la paz. Debes buscar dentro".

Aquél suceso me conmocionó tanto, que, a partir de aquél momento, decidí hacer voto de silencio y procuraría ser silencioso, tanto más cuanta más angustia sintiera...y...héme aquí, que en ello estoy...y sólo hablaré...cuando esté en paz...conmigo mismo...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Este trabajo es un poco el polo opuesto al anterior y como contraposición lo voy a tratar.
Cuando una persona habla mucho se pueden dar varias circunstancias a su alrededor:
1ª Que sea así por naturaleza. Una cualidad innata. Hay personas que hablan de varios temas a la vez y coordinan la conversación perfectamente.
2ª Otras al hablar disimulan el otro lado de su mente, ese que les genera una gran angustia y bastante miedo al presente.
3ª Otras sirven para entretener a la gente. Especie de "micrófonos parlantes", y al mismo tiempo maquillan, aunque sea temporalmente, sus problemas y los de los demás.
4ª Y otras, las más de las veces, es por que sus problemas personales sobrepasan sus expectativas, y entonces si hay un serio problema.
En este último caso esos problemas no se pueden canalizar y surgen lo que yo llamo "vacíos de pensamiento", a los que nadie te responde, porque el lenguaje desapareció en el fondo de lo desconocido para siempre.
Con ello corren muchos riesgos porque en eso de tanto hablar, das muchas pistas a la gente. Te conocen por dentro y por fuera sobradamente. Y por fuera, cada uno es muy dueño y señor de manifestarse como quiera; pero por dentro se debería tener cuidado con lo que se dice, porque se puede entrar en el terreno de las emociones y lo que hablas, puede servir de trampolín para colarse la angustia y el miedo (como dice Electra) en tu vida y en tu mente.
Lo ideal es buscar un lugar intermedio en el que, sin muchas explicaciones, te pueda entender la gente. Difícil tarea, pero creo que es la más sensata, porque los extremos, en esta materia, nunca fueron buenos.

"Si el pensamiento se vacía y la voluntad no manda a la mente, se produce una laguna emocional en la que el lenguaje es el gran desconocido.
Y si el lenguaje no existe y la mente no habla: ¿Quién va a ordenar nuestra mente?.
¿La angustia?. ¿El miedo?.
Piénsenlo.

Rocío del Alba
18 Febrero 2009

Anónimo dijo...

Se dice que ¨quien mucho avanza , poco aprieta ¨ , o sea que hablar y hablar ... es hablar . Hay que dedicar tiempo y esfuerzo a meditar y a mirar en nuestro interior . Hablar también es necesario para comunicarnos , relacionarnos , desarrollar nuestra profesión , ... es decir para aprovechar el tiempo , ilustrarnos y darnos a conocer . Hay que hablar y escribir lo necesario . Hablar y hablar es solo para charlatanes que no creen en lo que hablan ni escriben lo que leen para los demás ni van a cumplir lo que dicen ; en general la política , por ejemplo , está llena de este tipo de ejemplares , pero no es un espacio exclusivo ni mucho menos .
Hay que guardar un equilibrio entre la mirada interior , la observación del entorno ,la meditación y elaboración de posiciones y lo que se dice , cómo se dice , a quién se dice , ... y hay que hacer valer , ilustrar y enseñar con la palabra y la escritura todo aquello que llevamos dentro , que con nuestro esfuerzo hemos adquirído y que si no lo transmitimos ... morirá con nosotros perdiendose la oportunidad , pequeña , pero real de haber colaborado más al desarrollo de esta aventura apasionante que es la vida de los seres vivos .
Nuestra aportación debe quedar registrada en el infinito del conocimiento y del progreso y no tanto en la materialidad de lo notorio y pasajero .

Fdo.- Argonauta.

Anónimo dijo...

Que lindo Oliva. Como contralecura te regalo una frase que escuche una vez... " El silencio es la evidencia clara de que tu voz existe"...

un abrazo.

Ale

Unknown dijo...

Muchas gracias por la frase, Ale.

Unknown dijo...

Alguien me dijo una vez que una persona extrovertida era aquella que tenía el centro fuera de ella misma. Y que una persona introvertida, era aquella que tenía el centro dentro de ella misma.

Creo en el silencio y creo en el diálogo. Y todo ello con razón. No por pose. No por impostura. Dialogar por alguna razón. No porque nos incomode el silencio. Estar en silencio por alguna razón. No porque nos incomode el diálogo. Qué fácil de decir y de escribir. Y qué difícil de hacer...

Anónimo dijo...

Creo que me apunto a casi todo lo que se ha escrito.

Rocío del Alba, ha enumerado unos matices para pensar, ampliando la exposición de Electra.

Conversación, diálogo, comunicación... indica Argonauta.

Y Electra en el último comentario “Silencio y Diálogo”, “... el centro fuera o dentro de uno mismo...”.

En fin estoy encantado.

Personalmente y sin profundizar mucho, me gustan por igual el silencio, escuchar y el diálogo,la conversación.El centro se va, en ocasiones, por los Cerros de Úbeda hasta que vuelve.

Especialmente la conversación, la capacidad de conversar, creo que es un don importante. Decir... cosas o... no decir nada... sabiendo que nada se dice. Me seducen las personas con esa facilidad porque en estas situaciones mas bien escasas, puedes estar en silencio, escuchando, aprendiendo.

En las mesas de mediación, el que se va... pierde.

Hablar, conversar, dijo alguien, es evolución.

Unas disciplinas, mas que otras, necesitan el diálogo, la oratoria. Políticos abogados, locutores, presentadores, mediadores... Otras, el silencio. Silencio de clausura, de meditación, estudio, concentración.

El silencio del espacio, dicen es el sonido, la música de La Creación.

Delta