domingo, 28 de febrero de 2010

Hambre

Tengo hambre de vivir. Tengo hambre de morir. Tengo hambre de experimentar. Tengo hambre de ser yo, de ser todos los yo que puedo llegar a ser. Y siento que me falta tiempo. Y siento que me faltan fuerzas. Porque pasé tiempo escondida, en el hueco de mí misma que confeccioné para ello.

Ese hueco fue mi hogar durante muchos años. Demasiados. Pero lo fue. Y le tengo cariño. Y no he empezado a abandonarlo y ya tengo nostalgia.

Nostalgia de la sensación de estar escondida. De la sensación de estar muerta en vida. De la sensación de estar adormilando al miedo, sosegándolo y calmándolo. En calma chicha. A cubierto y en refugio seguro.

Pero a pesar de la nostalgia, esta vez me puede más el hambre. Hambre de ser como habitualmente no soy. Hambre de experimentar aquellos lados de mí misma que he procurado esquivar. Y esconder.

Hambre de comerme a mí misma y al mundo. Hambre de ser aventurera del infinito. Hambre de llegar al punto donde se origina mi deseo. Y hambre de regresar de él, para marcar el siguiente reto.

Hambre de objetivos inalcanzables, fabulosos y prometedores. Hambre de ser yo misma sin ser el yo misma conocido. Hambre de explorar mis recovecos y mis geografías subterráneas, de otra forma a como lo he estado haciendo.

A descubierto. Sin mitigar nada. Sin esconder nada. Sin refugiarme en un hueco de mí misma. Hambre desde la libertad, a pesar de la nostalgia...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas las personas tenemos un hueco en nuestro interior, donde estamos y somos nosotros mismos. Ahí es donde habita El Yo que todos sabemos.
Un hueco que debemos cuidar amablemente porque es la casa de nuestras emociones. Pero solo tiene que servir para lo que sirve una casa, para tener un punto de referencia y descansar de los avatares del día.
Si utilizas ese hueco para esconderte, puede pasar lo que en este trabajo expones , Electra. Puede ser que te produzca mucha paz y mucha calma, pero eso mismo puede adormecer tus sentimientos, y cuando quieras salir de ahí, no puedas.
Uno se tiene que proteger contra el mundo, pero solo proteger, nunca establecer una barrera entre el mundo y yo. Porque llegará un día en el que sentirás nostalgia del mundo y entonces tendrás que atravesar esa barrera. Y atravesar esa barrera puede ser muy complicado porque la has creado tú misma y es muy duro destruir lo que uno construyó a lo largo de los años.

"Si te proteges del mundo y no lo quieres oir, cuida como construyes esa barrera, no sea que el mundo también se proteja contra tí".

Rocío del Alba
8 Marzo 2010